En los últimos meses he estado inmersa hasta las orejas en la red y me he encontrado gratamente con un concepto que, si bien no es para nada nuevo, no conocía y me parece de lo más útil para aplicar cuando estás empezando a montar tu propio negocio o reinventándote profesionalmente, como es mi caso.
Se trata de los grupos MASTERMIND o grupos de Mentes Maestras.
Y digo que no es un concepto nuevo porque éste fue acuñado por Napoleon Hill en 1920 en su libro The Law of Success en donde decía: “Dondequiera que dos o más mentes se funden en un solo espíritu de armonía perfecta, para la prosecución de una finalidad determinada, surge de dicha alianza un poder mayor que el de cada una de las mentes consideradas individualmente.”
Así pues, básicamente un grupo mastermind hace referencia a un conjunto limitado de personas que se reúnen de manera periódica, planeada y deliberada para participar activamente compartiendo conocimientos, técnicas, recursos y experiencias a favor de todos y cada uno de los miembros.
Una de las cosas más complicadas a las que me he tenido que enfrentar en este camino de reinvención profesional ha sido la soledad. No tener la posibilidad de contar con un par que me plantee retos, que me confronte sobre mis decisiones y me brinde retroalimentación sobre el proceso que estoy llevando a cabo (y que, de vez en cuando, me jale las orejas cuando no cumplo algún objetivo).
Imagínate en la etapa inicial de creación de tu proyecto o negocio y que cada tanto te reúnes con tres o cuatro personas (máximo) que se encuentran en el mismo proceso. Personas que están igual de comprometidas que tú e igual de dispuestas a transformar y a ser transformadas.
¿Qué compartes en esta reunión? Estrategias de negocio, técnicas, recursos, herramientas, cualquier elemento que pueda ayudar a los otros a salir adelante. Cosas específicas, puntuales y personalizadas. ¿A cambio de qué? De exactamente lo mismo.
¿No es genial?
Un grupo mastermind propicia un ambiente de confianza, creatividad y asesoría uno a uno, en el que el único interés es el beneficio práctico de todos sus miembros.
Digamos, por ejemplo, que estás en la etapa en la que quieres lanzar un ebook para captar suscriptores a tu sitio web. Antes de hacerlo, puedes llevar el borrador y recibir retroalimentación sobre su diseño, su contenido, qué le sobra, qué le falta, etc.
O le estás dando largas al lanzamiento de un nuevo servicio y tu grupo te fija una fecha límite para que lo hagas y debes cumplirlo a como dé lugar con la ayuda de todos.
Te sumerges entonces en una lluvia de ideas que estimulan tu mente y seguro así te sentirás más motivado e inspirado para continuar. Se trata entonces de aportar valor, más no de llegar con quejas ni hacer el papel de víctima que busca consuelo.
Muy interesante tu propuesta. En ocasiones nos encontramos con la soledad del emprendedor y poder encontrar un grupo de gente con la que compartir intereses, miedos, alegrías y avances es muy reconfortante. Un saludo.
Hola Rosario. Gracias por pasarte por acá. Realmente los grupos mastermind pueden ser muy pero muy efectivos cuando todos sus integrantes están comprometidos y tienen los mismos objetivos. Lo interesante también es que no necesariamente son presenciales, así que se puede participar desde cualquier parte. Saludos 🙂